Descoserse

Descoserse
Por Mar Centeno

En los momentos más trascendentales las palabras resultaron pocas, áridas y en los momentos más dolorosos resultaron demasiado filosas.

Entre palabras insuficientes y peligrosas me refugié en un mutis vital. ¿Quién quiere jugar con navajas mientras se desangra?

Me cosí los labios y las manos pararon de escribir. La energía creativa se movió a las hornillas en el saloncito de la cocina, donde tocar el mundo y ponerlo al calor más fuerte transforma la materia prima en alimento.

Me comí la pena. Se me nota en las carnes nuevas, en la ropa demasiado justa, en los muslos desbordados y en el aire que me falta cuando subo las escaleras deprisa. Llevo la pena en el cuerpo y no sé si ahora pesa más o pesa menos.

Aunque en estos días una risa nace desde el ombligo después de comer lo que mis manos sirven. Gozosa, golosa, casi erótica. Quizás, después de todo la pena va pesando menos.

Contemplo descoser los labios y dar a las manos la libertad para configurar las palabras que conocí alguna vez y descubrir qué dice en estas fechas la que fue mi voz. La voz que soy.

Lo contemplo…

-Mar

¡Gracias por la complicidad!

Bonus:

Bono 1: Sobre mí, soy narradora y poeta puertorriqueña desde hace muchas vidas. Tuve la oportunidad de publicar trabajos en diversas antologías y hacer colaboraciones de escritura que me honran profundamente. Lo más reciente lo publiqué en Phoenix, Arizona donde actualmente resido. Tuve la oportunidad de participar en un proyecto poético colectivo para el nacimiento de un libro objeto.

Escribo ficción, poesía y a veces un poco de escritura confesional, aunque con frecuencia se mezclan.

Bono 2: La parte de desbordarme en la cocina es totalmente cierta. Lo más reciente que preparé fue un rissoto con setas, el día antes gnocchi con salsa pesto hecha en casa. Se me olvida sacarle fotos y con frecuencia me acuerdo cuando el plato está vacío. ¡Já! Aquí algunas tomadas con prisa y al descuido para poder empezar a comer.